jueves, 12 de noviembre de 2009



El explotado del mes


Por José Luís Ugarte, Profesor de derecho, UDP

Publicada en La Nación Domingo, 1 de noviembre de 2009

Si quiere hablar públicamente de la empresa, está prohibido. Si quiere comunicarse por escrito de asuntos comunes con sus compañeros de trabajo, está prohibido. Si quiere sacar una foto de su lugar de trabajo, está prohibido. Si quiere dar a conocer alguna antecedentes de la empresa, incluida las autoridades publicas, está prohibido.
Si quiere negarse a realizarse un examen medico, está prohibido. Y, por si acaso, también está prohibido tener deudas protestadas y caer en insolvencia.
Parece un reglamento de policía, pero no. Son las normas (artículo 32 número 51, 50, 15, y artículo 28 inciso 3, respectivamente) del reglamento interno vigente en la empresa de Supermercados Líder de Arica –que sospecho que será el mismo en todo el país- y que la Inspección del Trabajo acaba de considerar ilegales por atentar contra los derechos básicos de los trabajadores. La Inspección del Trabajo ha dicho que esta normativa “no se ajusta a derecho, toda vez que la decisión del empleador de transformarse en una suerte de censor de las comunicaciones de sus trabajadores, se encuentra terminantemente prohibido por el constituyente, constituyendo así la libertad de expresión de los trabajadores a quienes se aplica el Reglamento impugnado, un límite infranqueable para las facultades que el ordenamiento jurídico le reconoce al empleador” (Ordinario 3416 del 28.08.09).
Y eso no es todo. Ni siquiera se puede hablar de “trabajadores”, según la denuncia del sindicato, ya que en Líder se habla de “colaboradores” (artículo 34 letra c.),
Tiene menos aire de marxista; usted me entiende, ¿no?
El problema es que podría parecer otro desatino más de una empresa a la que rodea un escaso prestigio laboral (es la misma de las cientos de razones sociales y que acaba de ser multada por numerosas prácticas antisindicales) y donde los trabajadores han vivido las mil y una para poder organizarse.
Pero resulta que no se trata de un hecho aislado para nuestros trabajadores. Es común que las empresas en Chile se atribuyan facultades que exceden con mucho el marco del contrato de trabajo infringiendo los derechos fundamentales de esos trabajadores. Así, de una rápida ojeada a esos reglamentos –que por ley deben existir en todas las empresas en Chile y de los que dará cuenta el Informe Anual sobre Derechos Humanos de la Universidad Diego Portales del 2009- se traza un modelo de trabajador que parece más salido del lápiz de un ex-CNI que de un empresario moderno preocupado de la responsabilidad social.
Ese “trabajador del mes” debe ser calladito (“el trabajador se obliga a mantener en absoluta reserva y secreto respecto de terceros toda la información que tenga relación con la actividad de la Empresa”) - ojalá apocado- (“el trabajador observará una conducta silenciosa en la empresa”). Debe ser solvente aunque le paguen el mínimo (“está prohibido al trabajador caer en insolvencia financiera, o sufrir protestos de documentos mercantiles, como cheques, letras, pagarés”). Debe ser un buen súbdito (“esta prohibido en la empresa gritar, formas corrillos o discutir en voz alta”) y un delator ejemplar (“el trabajador deberá informar a su jefe directo y este a su gerente respectivo, cuando conozca la venta, consumo de cualquier drogas, alucinógenos, estupefacientes, etc. en que se encuentre involucrado personal de la empresa aunque esto ocurra fuera del recinto de esta”).
Debe ser bien hombrecito –estilo militar- (“los trabajadores deben estar afeitados” y sin ningún tipo de piercing” “pelo corto y ordenado”). Debe ser asexuado con sus compañeras (“la empresa se reserva el derecho a poner término al contrato de trabajo en caso de que dos trabajadores contraigan matrimonio”). Y por si fuera poco debe ser un buen cristiano (“el trabajador tendrá una vida privada intachable”).
En fin, debe ser un cero a la izquierda. Perdón, a la derecha. Ya se sabe que el explotado de izquierda a veces se organiza. El de derechas jamás. Incluso está agradecido de ser un explotado. “Mande patroncito”, suele decir.
En todo caso, quizás nos quede una enseñanza de tanto despropósito empresarial para los lectores. Si mañana le ofrecen un trabajo donde le llamaran “colaborador” piénseselo dos veces. Es probable que lo que busquen sea un explotado. Del día, del mes o del año, eso es lo de menos.

1 comentario:

Carlos dijo...

necesito ayuda porque a una amiga le han puesto 3 dias de suspension de empleo y sueldo. Se ha realizado a Josefina Alonso (Dependienta de la calle Uria), por haber exigido su derecho a saber que empresa la va a contratar y haber A mi a acudido una empleada de confería Ovetus, ya que no ve su solución a su problema por lo que les remito una carta que pueden mandar por mail a info@confiteriaovetus.com el texto quedaría de la siguiente manera:

Mediante el presente escrito quiero mostrar mi oposición a la sanción de tres días solicitado información sobre las funciones del puesto a desempeñar. Y lo que me parece aun mas grave es la negativa por parte de la empresa a dar entrada a un documento en el que exige se le respete su horario y se le sea entregada una copia del convenio colectivo.
Entrada original en www.tatoloco1979.blogspot.com